22 de julio de 2010

ADIOS SEVILLA


Me despedí de Sevilla deseando volver pronto. La noche anterior había paseado por lugares y rincones mágicos donde los duendes se despedían de mi por las esquinas.
Salimos mi amiga y yo temprano hacia la estación de Santa Justa y desde la ventanilla del tren miré por ultima vez mi querida ciudad.
Llegamos a Madrid que nos recibió sonriente, como recibe a todo aquel que se acerca a ella y  porque de Madrid al cielo...
Anochecía cuando regresábamos a casa y el sol con una belleza espectacular se divisaba entre las farolas.
A la mañana siguiente nos despedimos de una amiga que visitamos y aparecimos en la estación de Chamartín temprano.
Llegamos a Palencia y  la ciudad castellana haciendo gala de su templanza y austeridad nos acogió con una temperatura mas bien otoñal. Ya en el autobús hacia mi rincón, el paisaje fue cambiando, y se podía observar al pasar por algún pueblo la Ruta Jacobea.
Campos enteros de girasoles llenaban de colorido el paisaje junto con los chopos, signo de identidad de la zona. Pude hacer alguna foto de mala calidad, porque el cristal de la ventanilla me impedía ver con nitidez lo que quería captar con mi cámara. A mi lado, una mujer de pueblo me observaba curiosa.
Al cabo de un rato descubrí las montañas. Habíamos llegado a nuestro destino.
Pudimos darnos cuenta del cambio de temperatura. Después de los cuarenta y seis grados de Sevilla, parecía invierno.
¡De nuevo en casa!
Tengo que poner mi blog y los comentarios de los vuestros al día...