La niña, esperaba con ansiedad cada primavera , descubrír las blancas flores del azahar en los naranjos de su calle .
Habia crecido casi al únisono , con la misma fragancia que aquellas flores de belleza singular
Una primavera y un otoño nuevo habia pasado por su joven vida , refirmando así el paso del tiempo .
Con su mochila y sus trenzas recien peinadas, cada mañana sonreia al naranjo , como soreia a la vida que estrenaba cada amanecer .
Agarraba con fuerza la mano de su padre , como se agarran los niños a quien les da cariño y protecion
El naranjo, tambien esbozaba una tímida sonrisa cuando la veia aparecer al doblar la esquina . ¡ Le parecia tan bonita !
Era un rito , que a diario, a la ida y venida del colegio, se habia convertido para ambos , en el simbolo de su amistad ... esas miradas llenas de complicidad , que solo ellos compartian ...
Y es que , solamente la imaginación de un niño, es capaz de sonreir a un naranjo y valorar la amistad , que ha nacido con la naturalidad de las cosas sencillas
Por eso cada primavera, el naranjo, la obsequiaba con una lluvia de flores blancas perfumadas , que brillaban de alegria cuando las besaba el sol y la veia aparecer
El paso del tiempo y las incidencias de la vida, les fueron alejando de aquellos encuentros tan llenos de significado para los dos ; pero su amistad, continuó mas firme si cabe ...
El naranjo empezó a acusar los años en sus raices . Cada vez, le costaba más entregarle a su amiga el regalo de sus flores , pero haciendo un generoso esfuerzo, cada vez su aroma , era más intenso , más maduro ... como la verdadera amistad
Sus miradas, tuvieron siempre la complícidad de los seres que se aman y se guardaron fidelidad para siempre ...
Hasta que un año, quiza alguno de los dós, se despidió para siempre ...
Aún así, nunca se olvidaron ...
Y cuentan por aquella esquina , un año y otro , la bonita historia de una amistad , que se hizo eterna en el tiempo , porque eterno és el amor