4 de noviembre de 2012

LA DESPEDIDA

Ella le despidió en silencio y con lágrimas en sus ojos. Había albergado tantas ilusiones de futuro y sueños por realizar, que le parecia que su corazón se le iba  a romper en mil pedazos.
Él, era un bohemio pagado de si mismo, encantador, manipulador, divertido, adorable, algo cínico e irresponsable, capaz de sentirse triunfador y al mismo tiempo perdedor en un intervalo de pocas horas por la influencia de su caracter un poco infantilizado.
Se habían criado juntos, sus padres eran amigos desde siempre. Desde su más tierna infancia siempre estuvo custodiada por él y su hermano menor. En realidad los dos la habían querido siempre, pero en esa batalla tenia que haber un perdedor, y una vez más su hermano le dejó el paso libre como en tantas ocasiones.
Se sabia intocable y por eso no tenia ningún pudor en saltarse a la torera las mas elementales normas con tal de salirse con la suya siempre.
Allá, lejos, en aquel país que no era el suyo, se inventó una historia de triunfos que engrandecían su figura distorsionada por su necedad.
Siempre había sido el hijo predilecto, el más listo, el más guapo...y en la memoria de su madre enferma, se conservaba su inmaculada presencia que le hacia inalcanzable para el resto de la familia.
Con el paso del tiempo su figura se fue distorsionando en el ambiente familiar sobre todo con la muerte de su madre que era la que le mantenía vivo.
Su hermano que la amaba desde niño, nunca se atrevió a hacer realidad su amor por temor a traicionar a su hermano.
Ella, se marchó en busca de nuevas aventuras asfixiada por aquel ambiente cerrado y hostil . Pero volvió al poco tiempo sin rumbo, desilusionada, perdida...
Lo que ellos no sabían es que él se había ido para siempre, con la intención de no volver jamás.