En Sevilla, a la muerte , le llaman la "canina "...
De fondo , la tapia ... aunque ésta, no es la del cementerio ...
21 de febrero de 2009
Carnaval
Hoy, el pueblo, se ha llenado de color , de risas de alegria ... se celebra el carnaval
He grabado un buen rato, a lo largo del recorrido y he disfrutado muchisimo ... caras conocidas ... saludos de alguien irreconocible ....y los niños !!!!
Los niños, estan de manera especial simpaticos y divertidos , y ademas, disfrutan un monton
20 de febrero de 2009
Peluqueria "Fani "
Cuando actualmente paso cerca de esta antigua peluquería, me vienen a la memoria un montón de recuerdos.
Como hay gente del pueblo que lee mi blog, de vez en cuando les suelo dedicar un post para que sientan vivas sus raices.
Las Fanis, fueron cuatro hermanas hijas de Andres Blanco y Modesta de Celis . Este matrimonio tuvo siete hijos, pero solo las cuatro hermanas llegaron a mayores
De las cuatro, solo la mayor, Petronila se caso. Las otras tres, Eulalia, Maria y Epifania , permanecieron unidas y solteras hasta su muerte
Montaron la peluquería de señoras "Fani"el diminutivo de la mas pequeña ( Epifania ) que era la que tenia el titulo de oficial de peluquera, las demás le ayudaban por lo que terminaron llamándoles "Las Fanis "
Este escrito, lo he copiado del libro titulado : Guardo sus hombres y sus nombres , escrito por Jaime G. Reyero
En la parte de abajo, recuerdo que tenian una tienda tipo merceria donde vendian hilos, lanas, y cosas varias
Una tarde cuando tenia yo doce años, mi madre que le encantaba hacer punto me mandó con un trozo de lana a la tienda que describo para que le comprase una madeja de lana del mismo color pues quería terminar un gersey.
Acababa de salir de la escuela y mi amiga, Mari Luz me acompañaba.
.Mi amiga Mari Luz era genial, reíamos por todo ...de un señor con la nariz larga, de una señora gorda, del vuelo de una mosca... En fin, no teníamos remedio...
Al entrar en la tienda había una chica joven, que estaba pidiendo a Petronila, que la enseñase un sujetador ( también vendían lencería
Petronila era muy seria ...la llamábamos "la Peto" no era muy amiga de los niños quizá porque a veces son crueles. Al vernos entrar, con gesto poco afectuoso nos pregunto que deseábamos.
Miré a mi amiga con la timidez propia de la edad y le contesté como buenamente pude.
Nos hizo esperar pues estaba atendiendo a la chica joven.
Al momento el mostrador se llenó de preciosos sujetadores que nosotras observábamos con curiosidad
Después de mucho escoger y probarse varios, la cliente con un modelo en la mano trataba de explicarle a Petronila que le gustaba , pero que le quedaba pequeño de "cazuela "
Mi amiga y yo nos miramos extrañadas de que la lencería, tuviera algo que ver con la batería de cocina o el arte culinario ...
Empezamos a sonreírnos, y poco a poco tratando inútilmente de contener la risa terminamos a carcajadas.
La Peto muy seria se dirigió a nosotras de muy malas maneras. La mujer creyó que nos estábamos riendo de ella.
Quizá había tenido malas experiencias con los chavales del lugar ...
Nos llamo "sinverguenzas" y nosotras rojas y llorando de la risa no acertábamos a decirle nada de nada, solo reíamos sin parar ...
Cada vez mas "mosqueada " nos mando salir de la tienda.
Viendo que mi madre me haría volver a por la madeja de lana de nuevo, me armé de valor y le dije balbuceando que por favor me diese la lana.
Eran tiempos de bastante penuria. ¡como para dejar escapar un cliente!
Convencida de que nuestra risa la provocaba su cara, nos despachó de mala gana y salimos corriendo hacia la plaza riéndonos cada vez con mas fuerza .
Que bonita es la risa cuando se tienen pocos años y la vida, está aún por vivir ...
Era una risa infantil, contagiosa, sin maldades de adulto.
Con el paso de los años he reído muchas veces. La risa siempre ha formado parte de mi manera de ser, pero aún recuerdo aquella tarde con mi amiga donde descubrimos que la baterÍa de cocina tenia algo que ver con la lencería y reímos con ganas sin darnos cuenta que podíamos herir a Petronila.
Como hay gente del pueblo que lee mi blog, de vez en cuando les suelo dedicar un post para que sientan vivas sus raices.
Las Fanis, fueron cuatro hermanas hijas de Andres Blanco y Modesta de Celis . Este matrimonio tuvo siete hijos, pero solo las cuatro hermanas llegaron a mayores
De las cuatro, solo la mayor, Petronila se caso. Las otras tres, Eulalia, Maria y Epifania , permanecieron unidas y solteras hasta su muerte
Montaron la peluquería de señoras "Fani"el diminutivo de la mas pequeña ( Epifania ) que era la que tenia el titulo de oficial de peluquera, las demás le ayudaban por lo que terminaron llamándoles "Las Fanis "
Este escrito, lo he copiado del libro titulado : Guardo sus hombres y sus nombres , escrito por Jaime G. Reyero
En la parte de abajo, recuerdo que tenian una tienda tipo merceria donde vendian hilos, lanas, y cosas varias
Una tarde cuando tenia yo doce años, mi madre que le encantaba hacer punto me mandó con un trozo de lana a la tienda que describo para que le comprase una madeja de lana del mismo color pues quería terminar un gersey.
Acababa de salir de la escuela y mi amiga, Mari Luz me acompañaba.
.Mi amiga Mari Luz era genial, reíamos por todo ...de un señor con la nariz larga, de una señora gorda, del vuelo de una mosca... En fin, no teníamos remedio...
Al entrar en la tienda había una chica joven, que estaba pidiendo a Petronila, que la enseñase un sujetador ( también vendían lencería
Petronila era muy seria ...la llamábamos "la Peto" no era muy amiga de los niños quizá porque a veces son crueles. Al vernos entrar, con gesto poco afectuoso nos pregunto que deseábamos.
Miré a mi amiga con la timidez propia de la edad y le contesté como buenamente pude.
Nos hizo esperar pues estaba atendiendo a la chica joven.
Al momento el mostrador se llenó de preciosos sujetadores que nosotras observábamos con curiosidad
Después de mucho escoger y probarse varios, la cliente con un modelo en la mano trataba de explicarle a Petronila que le gustaba , pero que le quedaba pequeño de "cazuela "
Mi amiga y yo nos miramos extrañadas de que la lencería, tuviera algo que ver con la batería de cocina o el arte culinario ...
Empezamos a sonreírnos, y poco a poco tratando inútilmente de contener la risa terminamos a carcajadas.
La Peto muy seria se dirigió a nosotras de muy malas maneras. La mujer creyó que nos estábamos riendo de ella.
Quizá había tenido malas experiencias con los chavales del lugar ...
Nos llamo "sinverguenzas" y nosotras rojas y llorando de la risa no acertábamos a decirle nada de nada, solo reíamos sin parar ...
Cada vez mas "mosqueada " nos mando salir de la tienda.
Viendo que mi madre me haría volver a por la madeja de lana de nuevo, me armé de valor y le dije balbuceando que por favor me diese la lana.
Eran tiempos de bastante penuria. ¡como para dejar escapar un cliente!
Convencida de que nuestra risa la provocaba su cara, nos despachó de mala gana y salimos corriendo hacia la plaza riéndonos cada vez con mas fuerza .
Que bonita es la risa cuando se tienen pocos años y la vida, está aún por vivir ...
Era una risa infantil, contagiosa, sin maldades de adulto.
Con el paso de los años he reído muchas veces. La risa siempre ha formado parte de mi manera de ser, pero aún recuerdo aquella tarde con mi amiga donde descubrimos que la baterÍa de cocina tenia algo que ver con la lencería y reímos con ganas sin darnos cuenta que podíamos herir a Petronila.
19 de febrero de 2009
La aventura de Petra
Petra, la gata callejera que todos conoceis, hacia quince dias que habia desaparecido ... estabamos muy preocupados los vecinos porque pensabamos que le habria ocurrido algo grave
Hoy por la mañana , he oido unos gritos de exclamacion al lado de mi balcon y me he asomado con curiosidad ... era Petra !!!!! mis vecinas le estaban dando de comer . Estaba negra , con legañas, deldadisima y con poco pelo ...
¿Que le habia pasasdo ?
Hoy por la mañana , he oido unos gritos de exclamacion al lado de mi balcon y me he asomado con curiosidad ... era Petra !!!!! mis vecinas le estaban dando de comer . Estaba negra , con legañas, deldadisima y con poco pelo ...
¿Que le habia pasasdo ?
18 de febrero de 2009
Agradecer
He aprendido de mis padres, a ser agradecido . Desde muy pequeña, me enseñaron a dar las gracias , cuando alguien me hacia un pequeño favor , o tenia un detalle de cariño conmigo
Durante casi un par de años, mi madre, ha estado atendida por un gran profesional de la medicina , llamado D. Fernando Aparicio .
Con bastante frecuencia, los ultimos años, hemos cambiado de medico, por causas agenas a nosotros . Cada poco tiempo, cuando necesitabas de los servicios medicos, te encontrabas con que cada vez, era un nuevo profesional , al que tenias que consultar tus dudas , darle explicacion de tus circunstancias
Todo elllo, llevaba a una falta de atencion hacia los pacientes , dado el escaso tiempo , que permanecian en su puesto
Viendose asi, menoscabada , la atencion al enfermo , que con tanto ir y venir de los medicos, no habia continuidad en el proceso de curacion , por aquello de que ," cada maestrillo, tiene su librillo "
Tambien , los familiares encargados de atender a los enfermos, se han visto , sobrecargados en su labor de cuidador , por tener que dar explicaciones nuevas cada poco tiempo . Es verdad, que el historial medico de cada paciente, esta informatizado y que cada medico, tiene acceso a el , pero dado el numero elevado de pacientes , la mayoria de las veces, no tienen ni tiempo de mirarlo . Eso, genera en el "cuidador" una inseguridad enorme
Todos mis problemas, se solucionaron, cuando D. Fernando, se hizo cargo de la consulta, casi hace un par de años
Es un medico, cercano, concienzudo , buen profesional ...hombre de una serenidad impresionante, jamas le he visto poner una mala cara , siempre su trato ha sido exquisito ...sabe escucharte con interes ...siempre ha estado dispuesto a venir a visitar a mi madre , las veces que hiciera falta y me ha dado soluciones siempre , a todos mis problemas
Desde aqui, quiero rendirle un pequeño homenaje, y agradecerle desde le corazon, la dedicacion en los cuidados paliativos , que en los ultimos momentos de la vida de mi madre , supo generosamente , ofrecerle hasta el final
¡ Gracias D. Fernando !
15 de febrero de 2009
Ariadna (capitulo tercero )
Cercana al río estaba la huerta del tío Ramón .
Era la huerta para la imaginación de un niño un lugar lleno de magia. En ella veía crecer cada día sujetos en unos palos, los fréjoles. Como en una maraña de espesa cabellera, subían enroscados haciendo bonitos tirabuzones y bucles.
Cuidando de no pisar las lechugas recién plantadas, iba hundiendo con sus alpargatas los pies en la tierra, de donde como por arte de magia, salia vida.
Al lado los tomates empezaban a colorear ... le recordaban a veces los mofletes de su primo Carlos, cuando después de jugar al balón en la plaza, subía por sus pómulos sin ningún pudor, un color rojo dándole un aire travieso.
Lo que verdaderamente le llenaba de entusiasmo era el viejo cerezo... Cuando ya su fruto estaba en sazón, el tío Ramon se subía a una escalera y con una cesta colgada de una rama iba cogiendo primorosamente las cerezas más rojas.
El sol las llenaba de un colorido especial y su brillo parpadeaba y llenaba de fantasía aquel maravilloso rincón.
Una vez abajo la cesta, su tío, con cara sonriente le animaba a meter su menuda mano dentro o las dos ...
Tratando de coger un enorme puñado , sentía en su piel la vida recién cortada del árbol y su boca , saboreaba con pasión infantil el maravilloso fruto de la huerta. Se llenaban la comisura de sus labios de color rojo, y sonreía a la vida como lo hacen los niños.
Los chopos se miraban con complicidad y no se acostumbraban cada verano a observar la ilusión de la niña que acudía presurosa a realizar aquel rito que cada año le hacia tan feliz.
Mas tarde, a la sombra de un árbol saboreando la merienda que la abuela había preparado para ella, la hierba se le antojaba la mas maravillosa alfombra que nadie hubiera podido soñar.
Su risa cantarina se oia como el murmullo del agua cercana que corria en libertad.
Jugaba con el tio Ramón que divertido le colocaba un paz de cerezas en cada oreja a modo de pendientes . Nunca una joya lució con tanta belleza y sencillez en la cara de la niña a lo largo de su vida.
Cuando empezaba a anochecer emprendian el camino de regreso a casa, y los caminos y veredas se llenaban de ilusiones infantiles, de recuerdos imborrables, de miradas de eternidad.
Era la huerta para la imaginación de un niño un lugar lleno de magia. En ella veía crecer cada día sujetos en unos palos, los fréjoles. Como en una maraña de espesa cabellera, subían enroscados haciendo bonitos tirabuzones y bucles.
Cuidando de no pisar las lechugas recién plantadas, iba hundiendo con sus alpargatas los pies en la tierra, de donde como por arte de magia, salia vida.
Al lado los tomates empezaban a colorear ... le recordaban a veces los mofletes de su primo Carlos, cuando después de jugar al balón en la plaza, subía por sus pómulos sin ningún pudor, un color rojo dándole un aire travieso.
Lo que verdaderamente le llenaba de entusiasmo era el viejo cerezo... Cuando ya su fruto estaba en sazón, el tío Ramon se subía a una escalera y con una cesta colgada de una rama iba cogiendo primorosamente las cerezas más rojas.
El sol las llenaba de un colorido especial y su brillo parpadeaba y llenaba de fantasía aquel maravilloso rincón.
Una vez abajo la cesta, su tío, con cara sonriente le animaba a meter su menuda mano dentro o las dos ...
Tratando de coger un enorme puñado , sentía en su piel la vida recién cortada del árbol y su boca , saboreaba con pasión infantil el maravilloso fruto de la huerta. Se llenaban la comisura de sus labios de color rojo, y sonreía a la vida como lo hacen los niños.
Los chopos se miraban con complicidad y no se acostumbraban cada verano a observar la ilusión de la niña que acudía presurosa a realizar aquel rito que cada año le hacia tan feliz.
Mas tarde, a la sombra de un árbol saboreando la merienda que la abuela había preparado para ella, la hierba se le antojaba la mas maravillosa alfombra que nadie hubiera podido soñar.
Su risa cantarina se oia como el murmullo del agua cercana que corria en libertad.
Jugaba con el tio Ramón que divertido le colocaba un paz de cerezas en cada oreja a modo de pendientes . Nunca una joya lució con tanta belleza y sencillez en la cara de la niña a lo largo de su vida.
Cuando empezaba a anochecer emprendian el camino de regreso a casa, y los caminos y veredas se llenaban de ilusiones infantiles, de recuerdos imborrables, de miradas de eternidad.
13 de febrero de 2009
Historia de Ariadna ( capitulo segundo )
Todas las mañanas observaba como su abuela despues de hervir leche recien ordeñada, llenaba un enorme tazon blanco y le migaba pan. Ella, solia llamarlo, "sopas de leche "
Mientras este proceso era llevado a cabo, su abuela montaba guardia al lado del puchero. En el menor descuido, la leche como si tuviera alas al alcanzar la ebullición, salia con premura hasta acabar por los suelos.
Luego, más tarde, se dejaba enfriar en la ventana de la cocina. Por entonces no había nevera, y a la tarde, a la hora de la merienda quitaba cuidadosamente la capa de la nata y con primor de abuela cortaba una rebanada de pan de la hogaza y untaba generosamente aquel preciado alimento espolvoreando azúcar por encima como si de un paisaje nevado se tratara. Como por arte de magia, aquel momento se convertía en uno de los mas deliciosos del día.
Aquel olor a pan, a nata, a azucar, a las manos de la abuela ...la acompañarian siempre, porque a lo largo de la vida volvemos con el pensamiento a los lugares donde vivimos momentos felices. Los olores, los sabores, los instantes, se graban en nuestra memoria y nos refugiamos en ellos cuando lo necesitamos.
Desde la ventana de la cocina se divisaba un pequeño huerto donde se cultivaban tomates, cebollas, patatas ...
Un olor a vida, a tierra, acompañaba la mirada por aquel pequeño ventanal.
Muy cerca, los chopos se cimbreaban por el viento mientras se escuchaba el rumor del agua que bajaba cantarina de la montaña fresca y transparente en el río cercano.
Al atardecer, el sol brillaba y jugaba a esconderse con sus guiños llenos de complicidad. Ella, vivio las más bella historias de amor en aquellos atardeceres ...
Mientras este proceso era llevado a cabo, su abuela montaba guardia al lado del puchero. En el menor descuido, la leche como si tuviera alas al alcanzar la ebullición, salia con premura hasta acabar por los suelos.
Luego, más tarde, se dejaba enfriar en la ventana de la cocina. Por entonces no había nevera, y a la tarde, a la hora de la merienda quitaba cuidadosamente la capa de la nata y con primor de abuela cortaba una rebanada de pan de la hogaza y untaba generosamente aquel preciado alimento espolvoreando azúcar por encima como si de un paisaje nevado se tratara. Como por arte de magia, aquel momento se convertía en uno de los mas deliciosos del día.
Aquel olor a pan, a nata, a azucar, a las manos de la abuela ...la acompañarian siempre, porque a lo largo de la vida volvemos con el pensamiento a los lugares donde vivimos momentos felices. Los olores, los sabores, los instantes, se graban en nuestra memoria y nos refugiamos en ellos cuando lo necesitamos.
Desde la ventana de la cocina se divisaba un pequeño huerto donde se cultivaban tomates, cebollas, patatas ...
Un olor a vida, a tierra, acompañaba la mirada por aquel pequeño ventanal.
Muy cerca, los chopos se cimbreaban por el viento mientras se escuchaba el rumor del agua que bajaba cantarina de la montaña fresca y transparente en el río cercano.
Al atardecer, el sol brillaba y jugaba a esconderse con sus guiños llenos de complicidad. Ella, vivio las más bella historias de amor en aquellos atardeceres ...
Historia de Ariadna
Los antepasados de Ariadna eran de un pueblecito de la zona montañosa de Leon . Había oído contar a su abuelo cuando era niña , que en las noches invernales se oía con bastante nitidez el aullido de los lobos que bajaban bastante cerca del pueblo para alimentarse.
Le habian puesto de nombre Ariadna, porque a sus padres les habia gustado, dado que por entoces estaba de moda una cantante que asi se llamaba . Su abuela muchas veces no acertaba ni a llamarle, le sonaba raro ...a ella le hubiera gustado que se llamara Maria simplemente.
Hubo una época que en la católica España todos los nombres femeninos iban precedidos del nombre de la Virgen Maria como signo de identidad mariana . Por eso a su abuela aquel nombre le parecía que sonaba a sacrilegio ...
Ariadna, tenia unos preciosos ojos color verde que recordaban al romero que crecía al pie de las montañas e iba inundando el valle que la veía aparecer cada verano cuando terminadas las clases del colegio podía refugiarse en los brazos de sus cariñosos abuelos que la adoraban.
Alli, cada nuevo amanecer se despertaba con el canto del gallo que picoteaba a diario por el corral de la casa.
Al escuchar el kikiriki , sentía en su interior un regusto de libertad, mientras perezosamente se apretujaba contra las sabanas queriendo robar unos minutos más al amanecer.
Toda su vida recordaría Ariadna el canto del gallo y lo uniría a momentos felices, vivencias de amor, paisajes serenos, besos auténticos, vivencias eternas, risas compartidas, olor a pan recién hecho, amaneceres únicos, sentimientos a flor de piel.
Cuantos recuerdos acudian a su mente cuando recordaba los maravillosos dias del verano en casa de su abuela Maria y su abuelo Antonio
Le gustaba observar las enormes vacas en su ir y venir por los prados. El tintineo de sus cencerros le sonaba a musica celestial.
Hace unos dias escuchaba una noticia en una television local en la que un ganadero se quejaba de que habia tenido que poner una cinta aislante al cencerro de sus vacas por la queja de los vecinos que vivian en la ciudad y se habian comprado una casa en el pueblo para pasar los fines de semana . Por lo visto les molestaba el tintineo para su descanso dominical y les habian denunciado ...
El ganadero muy enfadado protestaba por la finura de oido de los "urbanitas " que soportaban , estoicamente los ruidos mas infernales en la capital y los fines de semana querian cambiar las costumbres de los hombres del campo.
Ariadna, suspiraba en un rincon, habian pasado los años y la vida ... pero no, sus recuerdos que permanecian intactos
Le habian puesto de nombre Ariadna, porque a sus padres les habia gustado, dado que por entoces estaba de moda una cantante que asi se llamaba . Su abuela muchas veces no acertaba ni a llamarle, le sonaba raro ...a ella le hubiera gustado que se llamara Maria simplemente.
Hubo una época que en la católica España todos los nombres femeninos iban precedidos del nombre de la Virgen Maria como signo de identidad mariana . Por eso a su abuela aquel nombre le parecía que sonaba a sacrilegio ...
Ariadna, tenia unos preciosos ojos color verde que recordaban al romero que crecía al pie de las montañas e iba inundando el valle que la veía aparecer cada verano cuando terminadas las clases del colegio podía refugiarse en los brazos de sus cariñosos abuelos que la adoraban.
Alli, cada nuevo amanecer se despertaba con el canto del gallo que picoteaba a diario por el corral de la casa.
Al escuchar el kikiriki , sentía en su interior un regusto de libertad, mientras perezosamente se apretujaba contra las sabanas queriendo robar unos minutos más al amanecer.
Toda su vida recordaría Ariadna el canto del gallo y lo uniría a momentos felices, vivencias de amor, paisajes serenos, besos auténticos, vivencias eternas, risas compartidas, olor a pan recién hecho, amaneceres únicos, sentimientos a flor de piel.
Cuantos recuerdos acudian a su mente cuando recordaba los maravillosos dias del verano en casa de su abuela Maria y su abuelo Antonio
Le gustaba observar las enormes vacas en su ir y venir por los prados. El tintineo de sus cencerros le sonaba a musica celestial.
Hace unos dias escuchaba una noticia en una television local en la que un ganadero se quejaba de que habia tenido que poner una cinta aislante al cencerro de sus vacas por la queja de los vecinos que vivian en la ciudad y se habian comprado una casa en el pueblo para pasar los fines de semana . Por lo visto les molestaba el tintineo para su descanso dominical y les habian denunciado ...
El ganadero muy enfadado protestaba por la finura de oido de los "urbanitas " que soportaban , estoicamente los ruidos mas infernales en la capital y los fines de semana querian cambiar las costumbres de los hombres del campo.
Ariadna, suspiraba en un rincon, habian pasado los años y la vida ... pero no, sus recuerdos que permanecian intactos
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