Desperté angustiada después de tener una horrible pesadilla, donde me perdía de unas amigas en una enorme ciudad como Madrid.
Habíamos ido juntas, pero me entretuve en mirar algo a pie de calle y las perdí de vista.
Seguro que captó mi atención cualquier suceso pequeño, o quise hacer una fotografía para después contaros lo que había visto.
Fueron tan solo unos instantes, pero suficientes para no verlas más.
Traté de localizarles sin ningún resultado, hasta que me sentí agobiada y perdida.
Comencé a preguntar a la gente donde podía coger un tren de vuelta a casa, pero nadie me sabía decir donde estaba la estación.
Había perdido el equipaje y la documentación.
La sensación de angustia me impedía casi respirar.
Deambulé de acá para allá sin saber que hacer.
Me sentía sola en un lugar inhóspito.
A nadie le parecía importar mi problema.
Estaban de fiesta y solo querían divertirse.
La música de una charanga llegaba a mi con nitidez.
Tenía miedo y no sabía muy bien que hacer.
Por fin, me atreví a subir a un autobús que quizá me llevaría a mi lugar de residencia, gracias a un poco de dinero que encontré en el bolsillo de la chaqueta, pues por unos instantes, la lucidez parecía haber vuelto a mi.
Pero al llegar, no reconocía el lugar, con lo cual me encontraba de nuevo perdida.
Muerta de cansancio, de sueño y hambre, me senté en un banco de un parque cercano.
La angustia me oprimía el pecho, tenía los pies helados y la cabeza y el corazón rotos.
De una calle cercana salió una muchacha, que al verme desvalida se acercó con la intención de ayudarme.
No la conocía de nada pero me daba confianza.
Me llevó a su casa, me dio de comer, me escuchó, me animó...
Cuando ya mi problema parecía resuelto, me desperté acalorada.
Eran las once y pico de la mañana. Había perdido casi medio día.
¡Que mal rato!
¡Caramba con las pesadillas!
He vivido en Madrid algún tiempo. Pero además recuerdo una vez que al llegar a la ciudad desde Sevilla, perdí mi maleta y tuve que buscarla corriendo por el andén y casi entre la vía con el peligro que comporta.
Y alguna cosa más me ha ocurrido en mis viajes a Madrid, con lo cual me cuesta tener que pasar por la capital o hacer algún transbordo.
¿Estas pesadillas que frecuentemente me acosan serán fruto de las malas experiencias?
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