23 de mayo de 2025

AMADY

 


Tenía yo una cita en la tienda de Movistar, pues mi móvil después de cinco años se niega a funcionar bien y he optado por estrenar uno y allí me presenté con tiempo. 

Cuando apenas faltaban unos minutos me acerqué a la puerta donde había una familia esperando: padre, madre e hijo.

Les saludé y me di una vuelta por la calle cercana.

De repente, la puerta se abrió y ellos entraron.

Yo llegué unos segundos después. 

Y se sentaron donde me esperaba la chica, pues tenía cita concertada. Ella les comentó que me estaba esperando.

 Al verme les explicó que tenía preferencia y me dejaron el sitio libre.

Pero claro, me tenía que pasar todos los datos y tenía repleto el móvil de fotos y vídeos. Además, estoy en todas las redes sociales y se me olvidan las contraseñas.

Al cabo de media hora larga la familia comenzó a impacientarse.

Cerca, estaba un matrimonio mayor que acababan de llegar y tan solo tenían que entregar un móvil.

La chica que me atendía, al verles, les animó a acercarse para ir adelantado y poder atender a la familia cuanto antes, pues tan solo tenían que dejar el móvil y ella dejar constancia del recibo.

Y entonces, un grito, una voz chillona, dijo: ¡Ni hablar!

La mujer, el marido y el hijo, se acercaron a la mesa en tono agresivo, con palabras malsonantes y en plan de comerla viva.

Instándole a que les diera su número de carnet, porque pensaban poner una queja por lo mal que les había tratado.

¡No hay derecho!

¡Para una vez que venimos!

La señora envalentonada gritaba y gritaba...

Ordinaria, sin ninguna empatía y con muy mala leche, hablando en plata.

Y entre los tres energúmenos estaba yo haciendo de parapeto de su violencia verbal.

Les faltó poco para pegarla.

¡Señora, por favor, contenga su enojo! (me atreví a decirle)

¿No ve que lo ha querido hacer para ganar tiempo?

Lo suyo no lo puede hacer hasta que termine lo mío, y lo de estos señores es un minuto.

¡Bueno, señora, con usted no va la cosa ( me decía con atrevimiento)

Pues si que va, señora. No puedo quedarme pasiva ante lo injusto de su actuar por algo tan simple. (me atreví a decirle)

La señora insistía en seguir dando voces arropada por su esposo y su retoño.

Al ver que no se calmaba, la chica optó por dejar mi móvil en la mesa cercana copiando los datos y me instó a que me fuera a tomar un café y volviera a la media hora.

Al salir, el matrimonio me miró con cara de perplejidad ante lo ocurrido. Personas entradas en años, con la decrepitud a flor de piel. Lo que menos necesitaban ellos, eran esas voces desagradables, malas formas y falta de educación.

Me fui calle Estafeta abajo con un mal cuerpo...

Regresé a la media hora y ya no estaban.

¿Se fueron por fin?

Madre mía, menuda gente...

Han dicho que van a poner una reseña que me va a hacer temblar.

No te preocupes, yo también voy a poner otra (le dije sonriendo)

Y la entregué unos bombones para que endulzara el resto de la tarde.

Ya con mi móvil a punto me fui a un bazar cercano a comprar un salvapantallas y una carcasa protectora.

Un muchacho procedente de algún lugar de la India atendía al público.

Y allí, delante de mi, estaba, Amady, un joven muchacho cubierto de collares y pulseras, y además del brazo izquierdo llevaba colgando unas preciosas bolsas de tela de alegres colores que ponía en venta.

Tenía unos bellos ojos de mirar profundo. El pelo ensortijado, una sonrisa cautivadora y un desarraigo  y vulnerabilidad que me conmovió hasta el fondo de mi alma.

Mientras atendía a una señora el dueño de la tienda, comencé a hablar con él.

Había llegado de Senegal en patera hacía seis meses.

Era el segundo de seis hermanos.

Las bolsas las hacía su abuela.

Aquí no tenía familia alguna y se alojaba junto a unos compañeros en sus mimas circunstancias.

Se le había estropeado un viejo móvil que le habían regalado.

Hablaba un castellano apenas entendible.

Aquí en España, mejor que en Senegal (me decía)

Me van a operar.

Y entonces descubrí su brazo derecho casi inutilizado junto a su pierna.

Había sufrido un atropello, no recuerdo bien si aquí o en su país.

¡Era un crío!

Pero se notaba que el dolor le había hecho madurar muy pronto.

¿Puedo abrazarte? (le dije emocionada)

Si, ¿Cómo te llamas?

Maripaz

¡Qué nombre tan bonito!.

¿Y el tuyo?

Amady.

Espero volver a verte algún día.

Y le abracé con fuerza, además de haberle dado una generosa propina.






12 de mayo de 2025

CONVERSACIONES EN EL AUTOBÚS.


 Tenemos una Primavera un poco extraña. Las tormentas no han parado estos últimos días.

Esta mañana me fui al centro. Tenía que hacer unas gestiones en el banco y una compra de cumpleaños.

Estaba a punto de salir, cuando vi llegar el autobús desde mi ventana, sin darme tiempo de llegar a cogerlo. Pero bueno, tampoco tenía prisa y eran las once de la mañana.

Una vez en la parada no tardó mucho en llegar otro de nuevo.

De repente, comenzó a llover con fuerza.

No llevaba paraguas y pensé se me iba a estropear la mañana.

Pude coger un asiento cercano a la puerta de salida.

En la segunda parada se sentó una mujer a mi lado.

Tenía los ojos azul cielo, elegante, educada, muy guapa.

-Buenos días(me dijo).

-Buenos días( le contesté).

La miré de reojo y me pareció una mujer muy interesante, por eso me atreví a emprender una conversación con ella.

A los pocos minutos estábamos charlando amigablemente. Me contó que iba de tiendas porque le gustaban los "trapos".

Quería ir a pasar el verano al pueblo y necesitaba modelitos nuevos para lucirlos en los meses de estío.

El invierno la pasaba aquí junto a su hermano.

En esto coincidíamos las dos. Los trapos y el pueblo.

Pero además me confesó que era soltera y que había viajado mucho a lo largo de su vida.

En eso también coincidíamos de nuevo. Eso si, pensé para mis adentros, seguro que yo he viajado mucho menos que ella.

Se consideraba un espíritu libre que había huido del compromiso para vivir a su manera.

Aquí también me identificaba con ella, aunque mis circunstancias personales diferían un poco de las suyas.

Surgió la conversación sobre la serie de televisión titulada "La otra mirada" y ambas coincidíamos que estaba muy bien hecha y reflejaba bien la sociedad de una época. Mujeres en los años veinte que estaban atrapadas en un mundo conservador con un prototipo de mujer sumisa con un rol preestablecido. Hasta que una de ellas destaca por sus ideas avanzada las va haciendo partícipes a las demás. 

No es fácil por el miedo al cambio hacer ver que hay otra manera de enfocar el mundo femenino, no exento de muchas trabas por formar parte de una cultura de siglos.

Está muy bien ambientada en las calles de mi querida Sevilla y tiene una puesta en escena impecable.

Maricarmen, que así se llamaba mi interlocutora, y yo comentábamos que habíamos vibrado al ver algunas escenas donde las protagonistas tienen la osadía de ir contra corriente tratando de ser fieles a ellas mismas cambiando poco a poco esa sociedad que las marginaba.

Romper la reglas, ser auténtica sin miedo al qué dirán los demás.

La principal intérprete que tiene un perfil progresista, en una conversación en un grupo rodeada de hombres dice esta frase: "Habrá un día en que ni siquiera tendremos que casarnos para tener vida. Tendremos una propia y nos juntaremos libremente y por amor"

Mujeres revolucionarias y valientes.

-Yo nunca me quise casar (me decía ella en tono cómplice), dado que yo también le había hecho saber que soy soltera de oro, jubilada de plata y antes vivía con una gata...jejeje.

Pero aún hoy existen prejuicios hacía las mujeres que no desean casarse ni ser madres.

Lo importante es tener libertad para poder escoger vivir como cada uno quiera. 

Es verdad que hemos avanzado bastante, pero todavía es mucho lo que queda por conseguir.

Nuestra conversación cada vez era más y más interesante, cuando llegamos a la parada de nuestro destino.

Entonces ella, me presentó a su hermano que reía complacido al ver como habíamos conectado las dos.

Nos despedimos deseando volver a encontrarnos por el barrio, pues una mujer con ochenta años, tan llena de vida y experiencias. es muy interesante volver a verla de nuevo.

P.D. Últimamente de repente se me pone la letra más grande al escribir las entradas. No sé que pasa...