26 de octubre de 2009

Silencios

Cada mañana, con su gorra extendida en la máno, solía ponerse a la puerta de un supermercado pidiendo una limosna . Lá gente le observaba, con curiosidad y lastíma. No hablaba, no sonreia... Su rostro lleno de arrugas y su nariz roja,lo decían todo.

Éra un hombre mayor, de cási noventa años. Delgado, bien vestido, limpio. Tenia una mirada picarona que le dába un aíre simpático.

Las personas que por allí pasaban, solían dejarle unas monedas en su diminuta gorra, que el agradecia sin apenas inmutarse y mirandolas cási con avaricia.

Cada nuevo dia, él estaba allí ,como dando a entendér que éra su uníco medío de vida . Llevado por la curiosidad, alguién le preguntó, donde vivia. Él , fijando sus pequeños ojos en su interlocutor , le contó que su familia le habia dejado en la "Residencia" y que sólo le daban água, mucha água. Pero que a él, le gustaba el víno...

Cuentan que las cuidadoras del centro donde se alója, yá no sáben que hacer con él. Se escapa una y mil veces y no hay manera de encontrarle.
Camína silencioso por la pláza, apoyandose en su bastón , buscando una mirada amíga, una palabra, una sonrisa... a sólas con sus recuerdos.
Su soledad, es grande. Quizá en algún lugár tenga hijos y nietos, que jamás vienen a visitarle, que háce tiempo, le desecharon de sus vidas y no quieren saber nada de él.

Con las monedas que recoge cada mañana, se tóma un vaso de víno, que no le viene nada bién para la salud, pero sí ,para ahogar su soledad.

Su silencio, parece decir a la humanidad ¿ Quién me présta una mirada de cariño ?

Mientras, sus pásos se van haciendo cada vez más léntos, y sus silencios, más profundos
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16 comentarios:

Calvarian dijo...

Triste historia. Por desgracia muy repetida. Bésix y que quieres que te diga...que disfrute con ese vaso de vino.

José Luis López Recio dijo...

Muy triste la situación del anciano de tu historia. En nuestra sociedad tenemos muy infravalorado el cariño, el amor y el respeto a nuestros mayores.
Un abrazo

estoy_viva dijo...

Vivimos en un mundo cada vez mas deshumanizado, donde hasta nuestros mayores era parte central de nuestras vidas ahora son retirados, alejados de sus familias, no saben que ellos estarán en las mismas circunstancias o es que acaso creen que no llegaran a viejos.
Triste esta historia pero muy real y son muchos que tienen esta misma historia incluso peor.
Con cariño
Mari

Lourdes dijo...

Pues si la única alegría que tiene al día es un vaso de vino, pues que se lo tome. Desgraciadamente, la historia del hombre de tu relato se repite mucho.

Besos!

Rita dijo...

Muy real tu historia querida Maripaz, desgraciadamente esas cosas cada día son más habituales, pero habría tanto que decir.....un besote amiga

Anónimo dijo...

Cuántos de nosotros nos cruzamos cada día con un hombre como el de tu historia. El enorme valor de tu texto es precisamente que tú te decidiste a hablar de este tema, bueno y que supiste hacerlo de manera literaria, sencilla, con verdad, pero literaria de cualquier modo. Y eso ayuda a leer los textos.
Me gustó y mucho pasarme por aquí y lo haré cada vez que actualices el blog con un nuevo texto. Te añado como "blog que sigo"
Gracias por pasarte por el mío.

Wonderboy dijo...

Sin duda, es una historia un tanto melancólica.

Seguramente a sus años poco le quedaba por ver. No creo que ese vaso de vino le hiciera tanto mal. Algún sitio donde ahogar sus penas.

También creo que no está tan sólo como parece, pues casi noventa años de historia le acompañan.

Bravo Maripaz. Como el buen vino, mejoras con el tiempo. No son sólo letras. Escribiendo consigues sacar lo mejor y lo peor de la humanidad...

Arantza G. dijo...

Triste realidad para muchos ancianos aparcados en la soledad.
Un beso grandote.
Cuídate

Laura dijo...

Ese vaso de vino le hace más bien que el abandono al que le han llevado los "suyos".
Tendemos, los humanos en general a dejar de lado todo lo que no nos sirve, solo pensamos en nuestras vidas y se nos olvidan las de los que dieron la suya por nosotros.
Es un relato triste pero muy hermoso.
Piensa que, al final, no todos somos iguales, no todos desechamos a nuestros mayores, ni a nuestros hijos, ni a nuestros animales...
Gracias a blogs como el tuyo, una descubre que no estamos solos, que existen personas con corazón...
Gracias por tu historia y por todo lo que nos has hecho reflexionar.

Alfonso Saborido dijo...

Hace tiempo iba a visitar a una prima de mi madre en un asilo. Ya murió ella, pero en la puerta del asilo siempre había una abuelita a la que saludaba y siempre me decía: aquí estoy, que me ha dicho mi hija que va a venir hoy... pero nunca venía. Y ella, no faltaba a la cita.
Qué lástima. Me has dado idea para un post, nunca escribí sobre ello. La foto de la perrita, estupenda.

Unknown dijo...

UNA HISTORIA TRISTE PERO VÁLIDA!

ES HISTORIA, SUCEDEN TALES HECHOS.

ES PARTE DE LA HISTORIA DE VIDA.

GRACIAS POR TU PASO POR MI BLOG

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Y SI TE HA GUSTADO EL RELATO

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TE DEJO MI PAZ
MARYCARMEN

yoyoyo dijo...

qué gran problema es la soledad!

Liliana G. dijo...

A esa edad tan avanzada, la soledad debe ser una tortura... ¿por qué privarse de un vaso de vino si la principal privación son los sentimientos que no tiene?
Me da mucha pena y mucha ternura, yo también le dejaría una moneda.

Gracias por compartir con nosotros esta triste historia, Maripaz.

Besotes.

Anónimo dijo...

Interesante y conmovedor post. Saluditos y me alegro de volverte a leer por mi blog. ¿Me habías perdido la vista? jajajaja ¡Yo no, te tengo en mi lista de blogs! CIAO!

Isabel dijo...

Pues a su edad, el vino no le va a hacer daño, yo le cogería del brazo, entraría en la primera taberna que viera, y me tomaría unos vinos con él, nos sentarían bien a los dos, y nos iriamos después, él a su residencia, con su "ratito" de compañía, yo a mi casa, encantada de sus historias y sus batallas. Un beso guapa

Maripaz dijo...

Hola a todos, realmente estoy muy impresionada con vuestras respuestas...veo a través de ellas que hay mucha gente estupenda por el múndo.

Renuevo mi esperanza en el sér humáno.

Por desgracia ésto ocurre con frecuencia, pero como díce Laúra, no todo el mundo abandona a sus ancianos, a sus mascotas... Hay personas que los cuidan con mucho amor.

Es verdad, que la sociedad ha cambiado.El modelo familiar, no tiene nada que vér con el de hace años.
Comprendo que en algunas circunstancias, un anciano, esté mejor atendido en un centro, que en su cása. Pero no puede eso justificar nunca, el abandóno a que les sometemos la mayoria de las veces.
Vivo al lado de un geriatrico y los ancianos deambulan por un parquecillo cercano, rumiando soledades y olvidos...es muy injusto!
Estamos perdiendo, lo importante de la vida:el mundo de los afectos,dejandonos llevar por el egoismo que mata los anhelos del corazón.
Una sociedad, que anúla a las personas que yá no són utíles, está enferma de muerte.

Buscan solamente cariño de las personas que ellos han amado a lo largo de su vída. De alguna manera, los ancianos, vuelven a ser niños, y los niños, desprenden ternura, piedad...

Gracias a todos por vuestros comentarios