29 de abril de 2025

EL APAGÓN

 


De repente, se paró el país.

Mis vecinos salieron a la puerta para ver si el de al lado tenía luz.

Fueron apareciendo por las ventanas en su afán de saber que ocurría. 

Era la hora de hacer la comida y se quedaron los pucheros fríos encima de la vitrocerámica. 

Más de uno hubiera querido tener a su alcance algún artilugio desechado en el trastero que no tuviese nada que ver con la electricidad.

Las calles se llenaron de gente charlando en pequeños grupos.

Se olvidaron las pantallas.

Nos volvimos a mirar cara a cara.

Las palabras brotaron de nuestras bocas tantas veces en silencio.

Absortos en las nuevas tecnologías.

La comunicación se hizo vida por calles y plazas.

Se abrieron los libros olvidados largo tiempo en la estanterías.

Las terrazas se llenaron de gente charlando de sus cosas.

Los vecinos, amables, para ver si podían ayudar en algo a los más necesitados.

La solidaridad del ser humano en momentos adversos.

Los chavales contándose sus cosas en alegre camaradería sin el móvil en mano.

Una joven niña secándose su larga melena al sol.

Neveras sin hielo.

Internet que no funciona.

Comida fría.

Televisión que no va.

Teléfono sin batería.

Busca afanosa de unas velas o una linterna por si llega la noche y no se ha restablecido la luz.

Supermercados y tiendas cerradas a cal y canto.

Intentando rebuscar dinero en efectivo.

Caos circulatorio.

Trenes, parados en parajes inhóspitos repletos de pasajeros.

Aeropuertos colapsados.

Hospitales y Centros de Salud intentando solventar el problema.

Gente atrapada en el ascensor.

Personas mayores con necesidades particulares.

Enfermos enchufados a una máquina.

Imposible regresar a casa.


Incomunicados, a no ser que tuviéramos un transistor a pilas. 
Volvimos a vivir en carne propia nuestra vulnerabilidad.
Y comprendimos mejor a aquellos que por medio de las guerras y avatares de la vida no poseen lo necesario para su supervivencia.

Y al fin llegó la luz.

Y se llenaron las ventanas y las calles de vida.

Esa luz capaz de iluminar nuestras conciencias y hacernos mejores.

16 comentarios:

Macondo dijo...

Yo todavía utilizo la palabra "transistor", entre otras razones porque tengo dos en casa. Los tengo y los utilizo todos los días. El dinero en efectivo no es que lleve siempre encima. Es el que gasto. La tarjeta, para sacarlo del cajero. No creo que me cambie ya de coche, pero si así fuera no sería eléctrico. Soy así de mayor y estoy así de anticuado.
Saludos.

Francesc Cornadó dijo...

Gracias al transistor a pilas, pudimos escuchar a una gran cantidad de "expertos" que nos contaban cosas tremendas y muchos responsables políticos haciendo alarde de un gran conocimiento nos decían que no sabían nada. En fin, todos a oscuras.
Saludos

Mari Carmen dijo...

Hola Laika, perfectamente descrita la situación de ayer en toda la Península Ibérica. Yo jamás he vivido tal desastre en los años que acumulo. Todo esto sirve para que entendamos lo vulnerables que estamos. Quiero mi dinero de papel y monedas, mi radio de pilas, de toda la vida, no quiero coches eléctricos que contaminan y hay riesgos de que exploten, y arruinan a nuestras fábricas, quiero que en nuestros pueblos los ganaderos y agricultores tengan su medio de vida en su trabajo, duro pero imprescindible, con sus familias, escuelas ambulatorios y comercios básicos y centro cultural, cuidando de los montes, alimentando el ganado y manteniendo los alrededores libres de matojos, previniendo el fuego, nuestra tierra es fértil y nos da las cosechas que precisamos, sanas y sabrosas. Masivamente nos entran cosechas desde Marruecos que no guardan las medidas fito/sanitarias y nadie controla eso... no te voy a dar más lata, cada vez hay más gente en las ciudades, no se hacen desde hace años pisos de alquileres o compras sociales... aquí lo dejo.
Me ha gustado tu entrada.
Un abrazo.

ETF dijo...

Lo has clavado, Maripaz, así fue. Añadiré que en casa tengo tres transistores, una en la cocina, otro en el baño y otro en el dormitorio que es el que me ilumina las noches de ensueño una vez me engancho a él con un largo auricular con cable. Lo curioso es que tengo uno exactamente como el tuyo.
Un abrazo

Tomás B dijo...

Creo no lo pudiste explicar mejor lo que sucedió el lunes. Yo soy de los que tuve que comer frio, así que pienso comprarme el campin gas.
Lo de jóvenes hablando entre si, sin artilugios por medio, te contare lo que oí a unos ya con la treintena pasada. Una de las chicas comento que durante su época de estudiante en León una noche cuando llego a dormir noto que la mesita de noche y lo que sobre ella había se movía algo y pensó "te has pasado con la bebida". Pero al día siguiente la comentaron que en la ciudad de León se había llegado a sentir un terremoto que hubo en Portugal.
Sobre las siete y media de la tarde me encontraba conversando con unas personas cuando dijo una de ellas al ver encenderse el luminoso de una farmacia "ya vino la luz" yo lo afirme porque vi encenderse las luces interiores del bar del que estábamos a la puerta. No se como me dio por mirar a lo alto de un edificio situado frente al bar y vi salir un humo blanco diciendo y también "habemus Papam".

Saludos.

Sara O. Durán dijo...

Es terrible todo lo que falta sin luz. Pero es muy bueno como la gente se humaniza y vuelve a socializar sin ella.
Respeto que no les haya causado muy graves consecuencias.
Hay que exigirle al gobierno que se ponga a trabajar en vez de estar en aparadores constantemente ya sumándose a la comparsa de USA. Me indigna, disculpa.
BESITOS.

Ernesto. dijo...

Sin duda todo lo que relatas fue!
Estaba a la espera de una consulta médica sin mayor trascendencia cuando se fue la luz en el centro de salud.
Nos fuimos a comer unos "pintxos" y tomar un "blanco" frío...
Mi esposa se fue a que le hicieran las uñas. Pura artesanía en la cual los chinos son maestros. Yo cambié de terraza/bar. Después hicimos un cu-cu a nuestra hija en el restaurante. Y a casa al sofá. Para entonces la luz había vuelto.
Abrazos Maripaz.

TORO SALVAJE dijo...

Fue un día donde vimos lo vulnerables que somos.
Ojalá no se repita.

Besos.

Matías dijo...

Lo has descrito perfectamente, se creo una situación apocalíptica.
Abrazo.

Berta Martín De La Parte dijo...

Ya te comenté en las redes, pero repasando mis contactos del Blog, he retomado el contacto con mi Blog, aprovecho para dejar aquí mis mejores deseos para el mes de Mayo... Un abrazo querida Laika....

Mara dijo...

Yo vi los parques llenos de niños y juventud como ningún otro día, Maripaz, sus pantallas no funcionaban.¡Por fin disfrutaban unos de otros! Mi transistor funcionó y llegó la luz. ¡Albricias!
Un beso.

El tejón dijo...

Ojalá todos fuéramos capaces de hacer alguna lectura positiva del apagón.
Un abrazo.

diego dijo...

A mí me pilló con transistor, vela y ebook con carga. Así que me dispuse a disfrutar del apagón y de la visión de las estrellas en el cielo. Pero duró poco. La cruda realidad de vernos las caras tal como somos me sacó de mi ensoñación.
Un abrazo, Maripaz.

Pedro Luso de Carvalho dijo...

Olá, Maripaz, acompanhamos daqui de Porto Alegre, pela televisão
o apagão que ocorreu na sua Espanha, mas agora por seu intermédio
podemos ver com mais nitidez todo esse desastre, e a solidariedade
do povo.
Uma boa semana, com muita paz.
Abraços.

Lu dijo...

Hola Maripaz.
Creo que has hecho un magnífico "informe de situación" y lo que más me gusta es que has rescatado lo positivo: ese volver a conversar, a mirarse las miradas, a socializar que tanta falta hace.
¡Más falta que la luz, me parece a mi.!
Abrazo
¡Buen domingo!

Manuel dijo...

Perfecto el resumen que has hecho, del apagón, tanto de lo positivo como de lo negativo... aquí volvió la luz a las ocho horas del corte, y meno mal, porque ya me estaba yo temiendo si llega a durar más, que saliera mi vecino al balcón de su casa a cantarnos una canción, como hizo durante toda la pandemia, cosa que no olvidaré en la vida ya que desafinaba más que el freno de un coche viejo. jeje. aunque hay que reconocerle que voluntad no le faltaba a pesar de las bromas que le gastaban los vecinos y que nos servían a todos de distracción y sosiego.
Un fuerte abrazo, amiga.