Bruno, apenas amanecido con el frío metido en el cuerpo, recorrió calles y plazas.
La gente, presurosa, pasaba con prisa, sin mirarle ...
El estaba acostumbrado a levantar pasiones a su paso con su traje de colores y su nariz roja.
Nadie parecía darse cuenta de que aquel hombrecillo de ojos penetrantes era Bruno, el payaso feliz. Sin su alegre traje era irreconocible.
Por primera vez sintió la amargura de la indiferencia y una lagrima resbalo por su mejilla
Aun así le pareció interesante seguir adelante con su aventura y camino horas y horas por la inhóspita ciudad que parecía ignorarle.
Sin comer, apareció el cansancio en su menudo cuerpo y sintió nostalgia de su caravana
Sentado en un banco de un parque, se quedo dormido ...
Nadie le había dirigido la palabra. Nadie se había preocupado por el. Era uno mas de los transeúntes que iban y venían, no significaba nada para nadie.
Roto de dolor pensó regresar al circo.
Recorrió de nuevo plazas y calles. Habían pasado dos días.
Cuando diviso la explanada del circo, su corazón empezó a latir con fuerza, pero al doblar la esquina, vio con desconsuelo que el circo había desaparecido.
Se habían cumplido los días de la actuación y había emprendido su marcha.
Se sentó solo, desconsolado ...y las lagrimas acudieron a sus ojos a raudales.
Había perdido en su afán de aventura a los seres que le amaban por el mismo.
Con el circo, se iban sus sueños, la rutina amorosa de los días, la sonrisa de niños y mayores, su traje de alegre colorido, su narizota colorada...pero sobre todo, la esencia misma de su ser.
Muchas veces, como Bruno, no sabemos encontrar sabor a nuestro vivir diario. Bastaría solo unos instantes de haberlo perdido para siempre, para que valorásemos lo que tenemos en nuestras manos y los seres amados que nos rodean significarían todo.
Termina la canción diciendo, que cuentan que hubo un circo, que nunca mas rió ...
La gente, presurosa, pasaba con prisa, sin mirarle ...
El estaba acostumbrado a levantar pasiones a su paso con su traje de colores y su nariz roja.
Nadie parecía darse cuenta de que aquel hombrecillo de ojos penetrantes era Bruno, el payaso feliz. Sin su alegre traje era irreconocible.
Por primera vez sintió la amargura de la indiferencia y una lagrima resbalo por su mejilla
Aun así le pareció interesante seguir adelante con su aventura y camino horas y horas por la inhóspita ciudad que parecía ignorarle.
Sin comer, apareció el cansancio en su menudo cuerpo y sintió nostalgia de su caravana
Sentado en un banco de un parque, se quedo dormido ...
Nadie le había dirigido la palabra. Nadie se había preocupado por el. Era uno mas de los transeúntes que iban y venían, no significaba nada para nadie.
Roto de dolor pensó regresar al circo.
Recorrió de nuevo plazas y calles. Habían pasado dos días.
Cuando diviso la explanada del circo, su corazón empezó a latir con fuerza, pero al doblar la esquina, vio con desconsuelo que el circo había desaparecido.
Se habían cumplido los días de la actuación y había emprendido su marcha.
Se sentó solo, desconsolado ...y las lagrimas acudieron a sus ojos a raudales.
Había perdido en su afán de aventura a los seres que le amaban por el mismo.
Con el circo, se iban sus sueños, la rutina amorosa de los días, la sonrisa de niños y mayores, su traje de alegre colorido, su narizota colorada...pero sobre todo, la esencia misma de su ser.
Muchas veces, como Bruno, no sabemos encontrar sabor a nuestro vivir diario. Bastaría solo unos instantes de haberlo perdido para siempre, para que valorásemos lo que tenemos en nuestras manos y los seres amados que nos rodean significarían todo.
Termina la canción diciendo, que cuentan que hubo un circo, que nunca mas rió ...
10 comentarios:
¡Qué historia más bonita! Pienso que Bruno se quedó triste no por traspasar las fronteras de la carpa de su circo, sino por no ser capaz de traspasar sus propias fronteras sin su traje de colores y la nariz de payaso.
Un beso.
Precioso.
Pobrecito, pobres de nosotros...
Estas historias nos deberían servir para darnos cuenta de lo que tenemos.
Un beso cariñoso.
Cuídate mucho.
¡Qué preciosa historia!
He pasado por aquí de casualidad y me ha encantado la hsitoria de Bruno, porque me parece demasiado típica... Pocas veces somos conscientes de lo que vale lo que tenemos, y tan solo ante la posibilidad de perderlo nos damos cuenta de ello. Lástima que, como le pasó a Bruno,a veces sea demasiado tarde...
Saludos.
Yo prefiero parame de vez en cuando a valorar las cosas que tengo, en vez de echarlas de menos cuando las pierdo. Porque luego es tarde.
Que bonita historia Mari Paz, y que gran moraleja.
Un beso
ES LA HISTORIA REAL DE LA VIDA.....
Por eso lo puse con mayuscula...
Un beso
Hola Mari Paz:Enterados por nuestro hijo Carlos del fallecimiento de tu madre ,te damos nuestro mas sentido pesame y esperamos que te recobres pronto de tan sentida perdida.Recibe muchos besos de Raquel y Modesto.
Yo por norma intento valorar lo que tengo, pero a veces nos pasa como al payaso que se nos escapa de las manos aquello por lo que has luchado tanto. Espero que te encuentres mejor. Un beso.
Olalla.
Tienes razon Laura, que importante es en la vida , saber traspasar nuestras propias fronteras , siendo valientes ...
Arantza guapa, muchas gracias por tu cariño ...
Lorena, encantada de tenerte en mi rincon ...Me he pasado por tu blog y despide alegria y juventud ...te seguire ...
Isabel, gracias por tus comentarios, tambien me he pasado por tu blog y me ha encantado . Te leere ...
Olalla, muchas gracias por todo ...estoy mejor ...
Maria Jesus, Juanjo, Modesto , ESTOY MUY AGRADECIDA !!!!
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