23 de mayo de 2010

EL HUERTO DEL SEÑOR FLORIAN


Había comenzado la primavera y los  viejos árboles del huerto del señor Florian era la envidia del lugar. Se habían vestido de unas flores blancas que engalanaban su figura y le daban un aire de inmaculada belleza.

El huerto no era muy grande, pero representaba de alguna manera la riqueza de la madre tierra que nos brinda sus preciados frutos aunque sea después de un  arduo trabajo.
Antiguamente, era un huerto más de aquella zona que manos sudorosas y esperanzadas sembraban en sus entrañas cada temporada un futuro de promesas y frutos por venir.Pero con el paso de los años se fue quedando sólo.

Una triste mañana las maquinas depredadoras hicieron su aparición llenando de muerte y destrucción el paisaje. Un grupo de obreros, trabajaron de sol a sol hasta levantar un enorme edificio. Y después de aquel, otro y otro...
Según los curiosos, habían recalificado el terreno, y se podía construir en él.
Se escuchaban los gemidos de los árboles cuando uno a uno les iban decapitando...en su agonía arrastraban tras de sí algún nido con polluelos que habían caído al suelo por el tremendo impacto. Es más, las madres revoloteaban asustadas a su alrededor, pues estaban fuera buscando alimento.
La tierra parda se vio de repente invadida por ladrillos que le aplastaban sin piedad hasta dejarle sin respiración.
 Se fueron pasando la voz de que mas tarde o mas temprano, les tocaría a cada uno de ellos.
¡Por Dios, que pare esto! -se escuchaba por las esquinas-

Pero no, todos poco a poco fueron desapareciendo.En su lugar majestuosos edificios se levantaban soberbios y desafiantes.
Tan solo quedó el huerto del señor Florian...pequeño, pero con una dignidad que se adivina cuando la gente se asoma por encima de su alambrada en cada uno de sus rincones.

Resistiré, se decía muy ufano mientras saludaba al sol cada mañana. ¿Que les pasa a estos humanos que nos invaden sin piedad?-se preguntaba-

A su lado, el señor Florian sonreía saboreando las últimas primaveras de su sabia vida.

18 comentarios:

Darío dijo...

Este es como el Jardín del gigante egoísta. Ya no se los encuentran. Ya no hay árboles, nomás cemento y metal. Muy triste. Un abrazo.

caritabaston dijo...

Bravo por resistir ¡Señor Florián¡ lastima de esas zonas verdes que se están comiendo esas moles de cementos…Un saludo… TONY

Dilaida dijo...

Y le llaman progreso...
Me alegro que consiguiesen sobrevivir algunos.
Bicos

TORO SALVAJE dijo...

Un reducto de esperanza.
Tanto cemento nos va a enterrar.

Besos.

MAMÉ VALDÉS dijo...

Bienvenidos todos al "PROGRESO" y a la jungla de asfalto... somos tan modernos y tan civilizados que así nos va. Florián tendríamos que ser todos... un saludo.

guillermo elt dijo...

Vaya, últimamente veo por estos mundos blogueros algún que otro "último reducto"

:)

Besicos.

Calvarian dijo...

Resisitió ese rincón especial al parecer. Te inspira cualquier cosa eh??? Así que escalando por Valdecastro jajaja
Bésix

Elena dijo...

Me alegro de que resistiera.
Ya sabemos que es muy difícil combatir contra el progreso despiadado y sin razón.

Y a poco que nos descuidemos tampoco quedarán las tiendas y los cines de barrio. Todo quedará sepultado por el asfalto o cambiado por el banco de turno.

Un beso.

mariajesusparadela dijo...

Resistiremos.

Reflexiones de Emibel dijo...

Una magnífica crónica la que has escrito, Paz.
Que tus letras resistan, cada vez más hermosas, como el huerto del Señor Florián.
Mis felicitaciones.
Besos.

Annick dijo...

Que bueno que haya resistido este huerto , quedan tan poco en las ciudades !
Que pena y tristeza cuando ve llegar las maquinas arrasando tantas huertas o casas incluso.

Besos desde Málaga.

Rita dijo...

Que triste amiga, creo que ya soy mayor porque no resisto que se destruya la naturaleza por plantar el cemento, pobre Froilán, me temo que no resistirá, un beso amiguita

Anónimo dijo...

Poco a poco, día a día se van dejando de ver esos oaisi entre el cemento. Un abrazo

Alfonso Saborido dijo...

Una historia demasiado corriente. En mi ciudad, el anterior alcalde la hizo crecer totalmente plana, con distancias enormes y comiéndose el campo. Una pena.

Anónimo dijo...

Lamentablemente hay una invasión de cemento, edificios frios y dasalmandos que se van comiendo poco a poco el terreno y pocos Sres Floiran que resisten...

emilio dijo...

Siempre habrá señores Florian por el mundo para demostrarnos que hay cosas más importantes en la vida que lo meramente material.

Buen trabajo. Un abrazo.

Eastriver dijo...

Sí que es triste, sí. Es como darse de bruces contra la realidad. Pero bueno, supongo que tiene razón María Jesús, que no sea por nosotros: resistiremos.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Si te contara las atrocidades que han cometido en mi tierra... Lo de la "huertana murciana" sólo queda en la zarzuela.
Besos.