Tengo que acudir al banco para realizar una gestión y me visto de temporada. Al salir a la calle, la temperatura es muy agradable. Incluso noto calor por lo abrigada que me he puesto.
La cajera del banco es una magnífica profesional, cercana, sonriente, muy agradable.
Atiende a una mujer de edad que le cuenta no sabe muy bien manejar los datos del móvil. Con infinita paciencia le va gestionando el problema. Todo ello con una sonrisa, dedicándole toda la atención necesaria.
Apenas hay gente en la oficina, pero si la hubiera, la atendería de igual modo.
Es de agradecer la atención personalizada que recibimos de ella.
Una parte de la población autóctona de Pamplona es de edad avanzada.
Gente en sillas de ruedas acompañadas de personas de otros países que los cuidan.
_¿Señor Gregorio, por aquí?
Es una mujer de rasgos peruanos la que le invita a ponerse en la fila de la caja.
Él, arrastra un carro lleno hasta los bordes, como queriendo demostrar que todavía se vale por si mismo.
_¿Es el constructor?
-Me pregunta una mujer que está a mi lado.
_No, sé quien es. No soy de este barrio.
_Nos hacemos mayores (dice resignada mientras yo sonrío).
Después, entro en un supermercado cercano.
_¡Qué ganas tengo de comer borraja! (Dice una mujer a otra, mientras escoge la de mejor presencia)
_Hay que aguantar, porque tengo tres hijos. (Es un hombre de mediana edad que se ha encontrado con un matrimonio amigo. Hablan del trabajo, de la salud, de los hijos...
_Agradecer a la vida que todavía vais juntos de la mano, sin que os lleven las de una desconocida. (Se despide la mujer del matrimonio amigo muy emocionada)
Cerca, un grupo de chavales están eligiendo algo de comer para el recreo.
_Oye, vamos a coger estos torreznos que tienen muchas proteínas. (Dice a voz en grito uno de ellos de pelo ensortijado y ojos oscuros)
_Tienen por lo menos 500 calorías. ( Grita otro de aspecto aniñado y juguetón)
Miran el dinero que tienen antes de invertir.
Se les nota el apetito en la mirada.
Por ellos, arrasarían con todo...jejeje.
Sonrío de buena gana, mientras pienso que ellos también han notado la subida de los precios y hacen cábalas para que les llegue la pasta.
Un señor mayor mira y remira los turrones. Al final se decide por los de la marca blanca. Los demás, están prohibitivos.
Ya en la calle, escucho: ¡Señora, señora, se ha dejado las pechugas!
¡Ay, gracias!
¡Vaya cabeza la mía!
Historias mínimas bajo mi curiosa mirada.
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19 comentarios:
Historias cotidianas que todos vivimos. Un placer leer tus impresiones y anécdotas. Un abrazo grande, Maripaz
Siempre atenta a lo que ocurre a tu alrededor. Gracias por contárnoslo tan bien y tan bonito.
Qué hermoso paseo por los gestos cotidianos que construyen ciudad. En tu mirada, Maripaz, cada escena se convierte en relato, cada voz en eco de humanidad. Desde la cajera paciente hasta los chavales calculando calorías, todo respira vida, ternura y dignidad. Me ha conmovido especialmente ese señor que elige los turrones de marca blanca: hay una poética silenciosa en esa elección, como si la memoria también se ajustara al bolsillo.
Gracias por recordarnos que la ciudad no son solo calles y edificios, sino las personas que la habitan, la cuidan, la cruzan, la sueñan. Tus historias mínimas son, en verdad, máximas en sensibilidad.
Un fuerte abrazo.
Los de la marca blanca de Eroski, son de primera! Y a precios normales.
Ya de las pechugas en cuestión, nada sé. Nadie me ha invitado a degustarlas. :)))))
Abrazos, Maripaz.
Nos has descrito una escena cotidiana, distraída y amena. Es la vida misma.
La cesta de la compra por las nubes y lo peor, seguiré subiendo...
Un abrazo, preciosa.
Me gusto la historia. Te mando un beso.
Boa noite, querida Maripaz, sempre muito agradável tuas lindas
crônicas do teu cotidiano, é muito bom te ler, amiga!
Parece que estamos conversando num cafezinho...rsss
Um lindo domingo, Maripaz,
Beijo!
Que belíssima imagem, folhas mortas pelo chão...
Muito bom ler suas crônicas, amiga Maripaz!
Um excelente domingo e ótima semana.
Abraços daqui do Sul do Brasil.
Me encantan tus historias mínimas.
Gracias por compartirlas.
Besos.
Gosto muito das suas postagens, muito mesmo! Por isso vou seguir o seu blog. Se fizer o mesmo no meu ficarei muito feliz.
Um bju!!!!
Hola, Maripaz. Qué genial escena nos describes en un día otoñal algo caluroso, je. (Te sobraba el abrigo). Me encanta esa ternura que vas dejando en cada frase, palabra. La bondad con la que miras a tu alrededor para ver las cosas buenas y sencillas que casi siempre pasan desapercibidas. Lo mínimo a veces se hace máximo, sólo con alargar una sonrisa...
Feliz domingo.
Hasta pronto.
Como observadora de lo cotidiano no tienes precio, Maripaz.
Un abrazo.
Historias verdaderas contadas con tanto interés como cariño en tus palabras .
Un gran saludo.
Es una gozada siempre el leer tus paseos diarios, por tu ciudad, con detalles cotidianos, que ami, te lo digo sinceramente me pasan desapercibido, y mira que aquí es habitual cuando entras en una tienda, el encontrarte en su interior a tres, cuatro o dos personas charlando de sus cosas... eso si, aunque no dejen de hablar me atienden inmediatamente, cojo mi compra y me despido con un ¡hasta luego!, a lo que me responden a coro con un ¡vaya usted con Dios!...muy normal en este pueblo.
Un fuerte abrazo, amiga Maripaz.
Nos has descrito a la perfección no solo lo que un día cualquiera pasa en Pamplona, pero que bien se puede extrapolar a cualquier otro lugar.
Las dos anécdotas que me hicieron reír es la de los chavales discutiendo las calorías de los torreznos y en especial la de la mujer que se dejaba las pechugas.
Saludos.
Me encantan tus "historias mínimas", le pones siempre color, y detallas de una manera especial que hace que sienta que allí he estado.
¡Genial Maripaz!
Va mi abrazo
Qué bien encontrar a gente amable y dispuesta a ayudar 🤗
Tienes una nueva seguidora 🌷
Qué entrada tan interesante 🌆 me encantó cómo describes la ciudad y sus gentes, se siente la vida urbana y las historias que cada rincón puede contar 🌿✨
Con cariño,
Daniela Silva 💗
alma-leveblog.blogspot.com – espero tu visita en mi blog 🌸
Me encanta vivir contigo esas vivencias del día a día.
Un abrazo.
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