Una vez más acariciaba la vieja radio como se acaricia a las personas amadas. Aquella radio había
formado parte de la historia familiar de una manera importante .
Cuando por entonces apenas nadie tenia en su casa un aparato de esas características, su padre lo había traído una mañana en secreto deseando sorpresa a la familia.
La más sorprendida fue Celia que observaba llena de curiosidad aquel artefacto capaz de lanzar al aire las mas hermosas canciones y sacar de sus entrañas los mas bellos cuentos que jamás se hayan escrito.
Alguna vez pensó que en aquella caja mágica se debían encontrar miles de duendes que hacían posible toda aquella maravilla, y se había quedado extasiada un día que su padre separo la tapa trasera y descubrió las "tripas"de su querida radio.
Apenas alcanzaba a dar al botón, pero se subía a una silla cuando nadie la veía y movía la rueda sin parar con su manita infantil.
Los vecinos atraídos por la novedad, al anochecer se reunían alrededor para escuchar "el parte" que así se llamaban las noticias de entonces. Por la mañanas se escuchaban canciones por las callejas del pueblo dando un aire festivo al lugar.
Celia, iba creciendo y la vieja radio con ella. Por razón de estudios tuvo que irse a la capital, y cuando en el verano volvía de vacaciones abrazaba a la radio como si de un viejo amigo entrañable se tratara.
Bailaba los bailes de moda al ritmo que le marcaban las canciones de la época y se desmelenaba viviendo su adolescencia recién estrenada a tope.
Cuando nadie le observaba, le gustaba sentirse la cantante famosa del momento, y con un vaso que le servia de micrófono cantaba y actuaba en su particular universo. Algún vecino a la hora de la siesta la increpó para que apagara la música .Ella sonreía sin parar, pues era sus propias creaciones musicales las que se escuchaban y se sentía realmente una artista.
Los años se llevaron lejos a Celia de la casa paterna y se alejó por mucho tiempo de su amiga la radio, pero cuando se volvían a ver, la alegría era inmensa.
Un día su padre se marchó para siempre. Ella se acurrucó al lado de la vieja radio y la besó compartiendo su pena con ella.
Desde entonces está en un lugar visible de la casa. Callada, silenciosa, divisando la vida familiar. Como siempre participando de alegrías y penas, guardando con su presencia recuerdos entrañables y vivencias únicas, tesoros escondidos que el paso del tiempo no puede borrar.
22 comentarios:
que relación mas hermosa la de la Celia y su vieja Radio.
me ha gustado tu historia para el concurso.
Unbesazo
No te imaginas la de imágenes de mi infancia que me has hecho evocar. ¡Cuántos momentos...!
Precioso y entrañable relato.
¿Y tú eres la que dices que no estabas inspirada este verano? Pues cuando estés inspirada tienes que tener un peligro...
Me gusto esta lectura.
Un saludo y suerte.
Pienso como Mercedes, que si escribes eso sin inspiración, cuando te inspires nos dejas sin aliento...mucho de cierto hay en tu narración.
Cuando mi padre murió sonaba en la radio una canción que era "con tu canción, las hojas muertas revivirán, tal vez al fin".
(no me refiero al momento de su muerte, sino al momento musical)
Que relato mas hermoso, parece salido directamente del corazón. me ha gustado mucho; es entrañable, tierno, un pozo de vivencias, un ramillete de flores con los colores y los olores del los buenos recuerdos.
Mucha suerte en el concurso
Precioso, ternura hecha palabra :)
He visto mi infancia mientras leía, jajaja qué de recuerdos me trajiste, gracias
suerte!!
un abrazo
Un relato muy entrañable Maripaz, también a mí me ha traido recuerdos de mi niñez.
Un abrazo
noche
Mari Paz...
a mi edad tambien recuerdo escenas familiares alrededor de la radio.
Un hermoso escrito tierno y entrañable.
¿y decias que estabas en dique seco?...
Entrañable relato, muy bello homenaje. La radio fue un gran refugio de distracción y de libertad para mucha gente, varias generaciones que con las novelas y las canciones podían evadirse de duros tiempos que les tocó vivir.
Mucha suerte en el concurso
Un abrazo
recuerdo aquellas radios, mi abuela tenía una y todo el día estaba puesta, recuerdo aquella canción del cola-cao, y la canción de la niña con su padre, "di papá".
He recordado muchas cosas de mi niñez con tu bonita entrada.
Te deseo mucha suerte.
BESITOS.
Quizás arranque, a fuerza de caricias. Extraño a la vieja radio!!!
¡Qué lindooo! Es una sensación muy bonita la de imaginarme a la niña crecer al son de la vieja radio, los que tenemos un poquito de edad hemos conocido esas radios...que bonito!!!!
Precioso relato, te felicito.
Que relato más real y entrañable.
Cuando eres pequeña con la radio se establece una relación-amistad que no se olvida, claro los niños de antes...
Suerte y un abrazo
La radio, ¡cuántos recuerdos de mi infancia!
Es un relato estupendo y muy tierno. Me gustó mucho Maripaz.
Bicos
yo también tengo recuerdos de una radio que había en mi casa: Dª Elena Francis, las novelas de Guillermo Gautier Casaseca, Modistillas... ¡Que momentos tan dulces!
biquiños,
Un relato muy entrañable donde nos traslada a esos tiempos en que sentado al rededor del brasero, escuchábamos todas las novelas, y seriales,como se decía antes ...Un saludo...TONY
Con tu relato , he vuelto a mi infancia, cuando en casa de mi abuela, eccuchaba los cuentos de Tambor, y a Elena Francis( vaya rollo), y las novelas, en fin , era lo que habia, no teniamos elección. Besitos.
Un texto muy tierno, Maripaz, ya leí varios de los escritos para Paradela, la verdad son magníficos.
Besos.
HD
Prefiero a los humanos que idealizan objetos que a los que idealizan personas.
Quizás haya radios con más alma que algunos mortales.
Y nada, aquí vamos, de paseo.
Mola tu pequeña incursión en Antena 3.
Abrazos de paseo.
Esa imagen tan potente, Mari Paz, de esa adolescente cantando llena de ilusión sobre las canciones de la radio a la hora de la siesta,soñando, levitando, imaginando mundos que los mayores, claro, no pueden comprender.
Saludos blogueros
Es un relato muy bonito y tierno, lleno de guiños a tiempos pasados (ay, ese "parte").
La radio fue una pieza fundamental en los comedores, bien lo recuerdo. Ocupa un lugar preferente en el salón. Por supuesto, antes de que la desbancara la TV.
Ahora, la tenemos en minúsculos aparatos que nos acompañan en la cocina o en el cuarto de baño.
Que tengas mucha suerte, Maripaz, con este entrañable relato.
Miles de besos.
Esas radios formaron parte de los paisajes de varias generaciones. Eran un objeto de culto y un entrañable lazo de unión en los partes y seriales. Aún recuerdo la que tuvimos en casa, no sé que sería de ella, creo que yo nunca la oí funcionar
SAludos
Qué bonita historia! yo lo más viejo que he visto es un toca discos, de esos grandotes que parecen frisbee :)
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