Se han llenado las calles de agua, barro y muerte.
Voces angustiosas por los caminos.
Gritos de auxilio.
Llanto.
Desesperación.
Tristeza.
Lágrimas.
Héroes anónimos, arriesgando su vida.
Despedidas inesperadas.
En la soledad más absoluta.
Sin un beso, sin una caricia.
Se afanan los repartidores de culpas en dar su versión de los hechos.
Vendedores de humo en sus poltronas.
Ladrones de guante blanco.
Agazapados en su miseria.
Huyendo del barro y de la muerte.
Tan solo quedan los valientes, enfundados en sus botas con palas y escobas.
Brazos jóvenes, fuertes, vigorosos...
La llamada generación de cristal.
Y las buenas gentes.
Pero también acecha el mal.
Gente sin escrúpulos, que aprovecha la ocasión para sustraer lo que no es suyo.
Cara y cruz.
Lo mejor y peor del ser humano.
Repartidores de culpas, que insisten una y otra vez hasta completar su relato.
El suyo.
El de cada cual.
Sin asomo de un poco de decencia.
¡No nos olvidéis!
El agua y el barro se mezcla con las lágrimas.
El pueblo llano se une en su dolor y en su fuerza.
¡Saldremos adelante!
A pesar de los repartidores de culpas y su nefasta gestión.
¡Fuerza, Valencia!
La tierra de las flores de la luz y del amor.
¡Bendita seas!
Tú y tus gentes.
2 comentarios:
Fuerza, Valencia... Saldremos adelante!
Miles de besitos de anís.
Como nos dices aquí nadie parece tener la culpa y yo me pregunto si el gobierno valenciano tiene las competencias en ello porque no dio la alarma. También me pregunto si el gobierno central ante la alarma lanzada por la AEMET se hubiera saltado las competencias autonómicas dando el la alarma y el desastre hubiese sido menos creo que estaríamos en una situación parecida.
Digo lo anterior ya que si no recuerdo mal durante el Covid tras los primeros estados de alarma hubo gobiernos regionales y partidos que comenzaron a protestar y denunciar por usurpar competencias regionales.
Saludos.
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